Navidad: cuando la cooperación vence a la confrontación
Cristián Saieh Mena Director Programa Negociación UC. Socio Puga Ortiz Abogados
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Cristián Saieh
Navidad es por esencia un tiempo de reflexión y de cooperación. Las relaciones más tensas suelen moderarse; los desbalances de poder entre personas parecen equilibrarse; la amabilidad surge espontáneamente. Las familias se reúnen amistosamente en torno a una comida, en la empresa los niveles jerárquicos tienden a desaparecer y las declaraciones de los políticos se suavizan. Son días donde la cooperación triunfa sobre la confrontación. ¿Será posible que nuestros actores sociales y representantes de distintas instituciones opinión puedan generar bases de cooperación, como demandan estas fiestas?
La vida en comunidad genera la necesidad de relacionarse y en este relacionamiento surgen inevitablemente conflictos, que muchas veces se abordan a través del diálogo y la negociación. Pero los conflictos se suman y cuando muchos de ellos parecen de pequeña o mediana relevancia, y no son resueltos por la vía institucional, adicionados a otros, generan estados de frustración muy graves, en los que la intensidad y violencia parece ser la fórmula para revertirlos, con gran desprecio por el diálogo.
Es lo que pasa en nuestro Chile de hoy. Es evidente que existen inequidades en distintos relacionamientos al interior de nuestra sociedad; también que se presencian abusos difíciles de explicar y que temas sensibles para la población, esto es, pensiones, salud, educación y otros necesitan reformas relevantes. Que los conflictos se suman es, posiblemente, una de las explicaciones de la crisis social que azota al país.
La gran pregunta ya no debiera ser cómo se produjo el estallido social. Ya sabemos que el diálogo y la cooperación son los únicos caminos que el juego democrático y nuestra institucionalidad consideran, y que nuestros representantes, los llamados a encontrar fórmulas de solución, necesitan superar los obstáculos más comunes a la colaboración.
Muchos líderes de sistemas sociales están presionados por sus representados, que exigen resultados extremos e inmediatos; hay otros que intentan, únicamente, satisfacer sus intereses personales con ansias desmesuradas de poder; otros que han tenido una actitud confrontacional histórica que les ha arrojado dividendos transitorios. En estos casos la construcción de cooperación se hace compleja y demanda destreza, habilidad y humildad. La cooperación es la respuesta, ya que tiene como resultado la construcción de mejores acuerdos, duraderos, respetables y, lo que es más relevante aún, genera alianzas que contribuirán a mayor cooperación en el futuro, lo que es garantía de acuerdos en que todas las partes salgan ganadoras.
Si en Navidad triunfa la cooperación por sobre la confrontación es porque los seres humanos, consciente o inconscientemente, sabemos que, más que dividir una torta de tamaño fijo, es clave agrandar la torta para que todos tengamos un pedazo mayor. Imponer y arrollar al adversario político no es el camino. Navidad es un tiempo de reflexión; es una invitación a mirar más allá del ganar/perder, especialmente en un país convulsionado por acelerados y profundos cambios estructurales.